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sábado, 3 de junio de 2017

Sobre Yoga y Columna


Aproximación al Yoga y Columna Vertebral

Alinear tiene un concepto metafórico, es ajustar la mecánica del cuerpo con la dinámica del alma humana, alinear es una conversación entre sensibilidad, sensorialidad y anatomía, es como pretender un punto de equilibrio que es lo mismo que perfección.


De ahí surge un resultado, y es lo que tenemos, un cuerpo ideal frente a una idealización de nuestra superficie humana que genera el conflicto entre lo que somos y lo que queremos ser. Por esto es que la palabra alinear se parece tanto a la palabra alivio, seguramente la precisión en cada acto volitivo de procurar alineamiento genere una respuesta contundente en el ejercicio cotidiano de integrar nuestra anatomía con lo que sentimos.


Por esto, el enfoque del Yoga para una columna vertebral alineada no esta hablando de topografía y mecánica solamente, que si, evidentemente integra los contenidos anatómicos y biomecánicos para ser incluidos en la observación subjetiva, en aquella necesidad sensorial y que contempla una experiencia corporal con la mayor complejidad sensitiva posible, en lo profundo y en lo superficial, con una mecánica que atraviesa sus propios límites y, de esta manera, logra resultados sorprendentes.

Pero también me refiero a aquella anatomía sutil de la que nos hablan  los textos antiguos del Yoga, y es que cada movimiento no es solo una cuestión muscular, es algo importante que se llama libertad o trascender una condición humana cautiva en una rueda de placeres y dolores, se trata de una voluntad de todos los días, para lograr entender este primitivo dinosaurio que es fuente de vitalidad y liberación: columna vertebral.

El Yoga para la columna vertebral estudia cosas tan superficiales como  profundamente humanas y es que una gran mayoría de la humanidad ha sentido alguna vez su espalda, y este dolor tan común nos está gritando respuestas que aportan a nuestra esencia.
Por esto, a la hora estudiar el dorso vamos encontrando las respuestas que nuestras espaldas gritan, comenzando por la anatomía y biomecánica, para llegar a sus implicancias simbólicas y psicológicas preparando el terreno de la mismísima Iluminación.

Hablar de Yoga solamente es interminable y si hablamos de columna vertebral, nos referimos a un muy amplio espectro de estudio, donde la anatomía y la biomecánica son una pequeña parte, el esqueleto es una mirada referencial y no absoluta, la musculatura y la fascia son una complejidad que nos acerca a lo bioenergético, y, la médula espinal mas sus raíces nerviosas son algo más que un tendido eléctrico o un conductor de valiosa información.


Y, por otra parte, el Yoga es un ensayo molecular, un punto de apoyo a la crisis de la postura humana que no es solamente física. Es un diálogo permanente entre la estructura y la posibilidad del cambio más profundo y liberador. Es una práctica que no se circunscribe a lo muscular y articular, y nos presenta la torsión, la flexión, extensión y movimientos laterales como acciones de vida, como una metáfora de movimientos necesarios para este tan importante momento histórico que respiramos. El Yoga en su esencia es supremamente poético y demanda ejercitar sus complejos símbolos materiales en un cuerpo que piensa y siente.

Por esto, me refiero al Yoga para la columna como un hermoso y amplio estudio, que abarca desde la anatomía hasta la poesía, y estrecha un abrazo imprescindible entre los entramados topográficos de lo que conocemos de aquella superficie que llamamos cuerpo y las redes interminables de aquella profundidad a la que le ponemos tantos nombres, nuestra esencia.

                                           Gabriel  Arrázola




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